Mis
hermanos y yo éramos socios del club de Gimnasia y Esgrima de
Buenos Aires. A principios de los cincuenta, durante el verano mi abuela
nos llevaba diariamente; temprano por la mañana a la piscina de la sede San
Martín, en Palermo.
Muchas veces al llegar encontrábamos a un
muchacho, un poco mayor que yo, afectado en las piernas -incuestionablemente la
secuela de la parálisis infantil. Practicaba natación, seguramente como terapia
y siempre estaba acompañado por su madre, la reconocida folklorista Martha de los Ríos. El
era Waldo, que llegaría con los años a
ser un notable músico y director de orquesta.
Pasan
los años, en 1977, una noticia
nos conmueve: Waldo de los Ríos
se ha suicidado……Fue realmente triste que este excelente artista, que aún no
había cumplido sus cuarenta y tres años de vida, tomara esa
irremediable determinación.
Hoy vino a mi mente este recuerdo, oyendo un viejo cassete de su música con mi hija Yenny. Ella
se interesa y me pide que le grabe en un CD esas melodías, tiene 16 años y quiere agregar a su colección
de discos de rock, la música clásica con las adaptaciones rítmicas que tan agradablemente
creó nuestro talentoso y siempre recordado,…..Waldo de los Ríos.
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