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Para reafirmar lo anteriormente expresado, las presentes líneas no dejan de ser un humilde testimonio personal con el deseo de que algo de lo que fue parte de la vida quede escrito y sirva como referencia circunstancial. A pesar de ello estimo la opinión del desaparecido Dr. Eleazar Silveira, ilustre medico quien expresara que ésta era una forma de hacer catarsis. Buscando esta palabra en el diccionario, encuentro: “CATARSIS. (Del griego kátharsis, purificación) f. En estética liberación o cura de los males del espíritu gracias a las emociones provocadas por uno u otro arte”. Pienso que su opinión fue acertada. De la misma manera que la confesión bien entendida, libera al ofensor de la pesada carga que soporta su conciencia. Pero por sobre toda explicación, he disfrutado enormemente haciéndolo.

jueves, 9 de junio de 2016

PROFESOR FERMÍN ESTRELLA GUTIERREZ



                                                
                                                           Fue mi profesor de castellano  en la Escuela Normal  de Profesores Mariano Acosta,  en primer año.
 En esa misma institución, él se había graduado de profesor, con mérito suficiente para que se le otorgara la Medalla de Oro, reconocimiento que en su época, se les otorgaba al  primero de su promoción.
 Agrego como dato anecdótico, que Julio Cortazar, el escritor,  se graduó también en la misma escuela,  aunque mas tarde y  es probable que hayan coincidido en el mismo tiempo y espacio. Estrella Gutiérrez, como profesor y Cortazar como alumno.
     Nos desarrolló,  el  profesor, el interés por la literatura, en particular por la hispana; la que  amaba  apasionadamente.
 Aún recuerdo su figura, un rostro lleno de bondad,  unos lentes sin montura, el traje gris, el hablar pausado y su discurso. Llegaba al salón,  nos saludaba y de inmediato se hacía un silencio en que solo cabía el respeto y la consideración.  Arrimaba una silla, que colocaba muy próxima a los primeros pupitres, se sentaba y luego de repasar los lentes con el pañuelo,   comenzaba a leernos y comentar lo leído.
  Viene a mi mente cuando nos leyó El Cantar del Mío Cid. Nos transmitía el  entusiasmo que despertaba en él ese bastión épico hispano.
En sus clases no se oía el “zumbar de una mosca”, todos los alumnos, hasta aquellos  que se sentaban atrás,  a los que nada les  interesaba, y estaban siempre pendientes de la guasa y el desorden,  lo escuchaban absortos.
 Si nos enseñó gramática, ya la olvidamos, la  que no podemos olvidar fue su  interesante  personalidad.   Tenía la sencillez de los grandes y una presencia  calificada y auténtica. Nunca necesitó de la disciplina.
 Cuando viví en Alemania, ávido de leer en castellano, visité una librería, que tenía libros en español. Con sorpresa y agrado,  allí hallé y compré un libro de cuentos del profesor.

 Poniendo fin a  esta evocación,  en El Pequeño Larousse Ilustrado,  leemos: Estrella Gutiérrez, (Fermín), escritor argentino de origen español (Almería 1900-Buenos Aires 1990), autor de poesías (Antología  Poética 1963), cuentos y ensayos (Historia de la literatura española, 1945; Recuerdos de la vida literaria, 1966)

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