José
María Gatica fue sin duda el boxeador de más arraigo popular entre todos los
púgiles argentinos. Lo conocían con el mote del “mono Gatica”. Era un peleador,
indisciplinado, capaz de jugarle sucio al
adversario, pero era valiente y aguerrido.
Y esa era su virtud. Una noche
peleaban en el Luna Park, Eduardo Lausse
con Kid Cachetada y mi tío José Juiz viene por el negocio de mi padre al que
invita a ver esta pelea. , yo insistí para ir y me llevaron. Mi tío tenía
una “baturé” Oldsmobile 1939, un carro
deportivo clásico de dos puertas de
color marfil, impecable y lujoso.
Llegamos al estadio y estacionamos el carro en un “garaje” de las
inmediaciones que era atendido por un
gallego de pocas pulgas. Cuando bajábamos del auto vemos inesperadamente a Gatica…, allí, frente a nosotros. Está vestido con un traje a lo compadrito,
con el saco de anchas solapas y el pantalón con su talle exageradamente alto
y con las manos en los bolsillos… Observándonos y en tono burlón nos dice: --¿Ustedes vienen a ver
esta pelea?.... -- Para ver boxeo me tienen que venir a ver a mi….En eso pasa
por la entrada una barra de muchachotes, que al reconocer a Gatica prorrumpen en exclamaciones. El gallego ante
el alboroto, y el temor de que la turba entrara al garage, levanta el cepillo con el que está barriendo,
y amenazando al “mono”, le grita:--Va,
va, va, pa´ afuera!!! Y Gatica, que estaba
un poco pasado de copas,
sonriendo con ironía, aceptando la
situación, y a paso burlón se encamina
hacia la salida, para aunarse con sus admiradores. Al salir
nosotros, el gallego, con su particular
tonada y justificando su brusquedad nos dice: --Ustedes disculpen, pero aquí viene cada loco………
Estas anotaciones forman parte de recuerdos, de acontecimientos que pasaron, unos distantes en el tiempo, otros más recientes y que tienen para mí algún valor anecdótico o simplemente pretenden ser testimonios, evocaciones, sencillos homenajes a instituciones, personas, etc. Son sucesos aislados no correlativos, los más con fechas imprecisas, que no obedecen a ningún orden cronológico sino que brotan espontáneamente de la mente.
.
Para reafirmar lo anteriormente expresado, las presentes líneas no dejan de ser un humilde testimonio personal con el deseo de que algo de lo que fue parte de la vida quede escrito y sirva como referencia circunstancial. A pesar de ello estimo la opinión del desaparecido Dr. Eleazar Silveira, ilustre medico quien expresara que ésta era una forma de hacer catarsis. Buscando esta palabra en el diccionario, encuentro: “CATARSIS. (Del griego kátharsis, purificación) f. En estética liberación o cura de los males del espíritu gracias a las emociones provocadas por uno u otro arte”. Pienso que su opinión fue acertada. De la misma manera que la confesión bien entendida, libera al ofensor de la pesada carga que soporta su conciencia. Pero por sobre toda explicación, he disfrutado enormemente haciéndolo.
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