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Para reafirmar lo anteriormente expresado, las presentes líneas no dejan de ser un humilde testimonio personal con el deseo de que algo de lo que fue parte de la vida quede escrito y sirva como referencia circunstancial. A pesar de ello estimo la opinión del desaparecido Dr. Eleazar Silveira, ilustre medico quien expresara que ésta era una forma de hacer catarsis. Buscando esta palabra en el diccionario, encuentro: “CATARSIS. (Del griego kátharsis, purificación) f. En estética liberación o cura de los males del espíritu gracias a las emociones provocadas por uno u otro arte”. Pienso que su opinión fue acertada. De la misma manera que la confesión bien entendida, libera al ofensor de la pesada carga que soporta su conciencia. Pero por sobre toda explicación, he disfrutado enormemente haciéndolo.

jueves, 9 de junio de 2016

GATICA




                                   José María Gatica fue sin duda el boxeador de más arraigo popular entre todos los púgiles argentinos. Lo conocían con el mote del “mono Gatica”. Era un peleador, indisciplinado,  capaz de jugarle sucio al adversario, pero era valiente y aguerrido.  Y esa era su virtud.  Una noche peleaban en el Luna Park,  Eduardo Lausse con Kid Cachetada y mi tío José Juiz viene por el negocio de mi padre al que invita a ver esta pelea. , yo insistí para ir y me llevaron. Mi tío tenía una  “baturé” Oldsmobile 1939, un carro deportivo clásico de dos puertas  de color marfil, impecable y lujoso.  Llegamos al estadio y estacionamos el carro en un “garaje” de las inmediaciones que  era atendido por un gallego de pocas pulgas. Cuando bajábamos del auto vemos inesperadamente  a Gatica…, allí,  frente a nosotros.  Está vestido con un traje a lo compadrito, con el saco de anchas solapas y el pantalón con su talle exageradamente alto y  con las manos en los bolsillos…  Observándonos y en  tono burlón nos dice: --¿Ustedes vienen a ver esta pelea?.... -- Para ver boxeo me tienen que venir a ver a mi….En eso pasa por la entrada una barra de muchachotes, que al reconocer a Gatica  prorrumpen en exclamaciones. El gallego ante el  alboroto, y  el temor de que la turba  entrara al garage,  levanta el cepillo con el que está barriendo, y amenazando al “mono”,  le grita:--Va, va, va, pa´ afuera!!! Y Gatica, que estaba  un poco  pasado de copas, sonriendo con ironía,  aceptando la situación, y a paso burlón se encamina  hacia la salida,  para  aunarse con sus admiradores. Al salir nosotros,  el gallego, con su particular tonada y justificando su brusquedad nos dice: --Ustedes disculpen,  pero aquí viene cada loco………

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