Así
era conocido Roberto Goyeneche, uno de los grandes cantantes de tango. Actuó durante muchos años con la orquesta de otro grande: Anibal Troilo. Tenía un estilo muy personal e inconfundible. Ya para la época en que coincidimos,
―fue en Mar del Plata― tenía sus propios músicos y estaba presentándose en esta
ciudad, en el invierno de 1973, según creo recordar. Estaba yo allí solo, y tramitando unos engorrosos permisos
municipales. Hacía bastante frío y residía en una enorme y deshabitada casa. Una de esas tardes, particularmente gris y tediosa, salí para la
panadería a buscar algo con que acompañar una bebida caliente. Era un pequeño
local cercano y cuando me están
atendiendo, llega súbitamente el Polaco pidiendo bizcochos de grasa, (galleta
para acompañar al mate). Vestía de
entrecasa e insólitamente calzaba
pantuflas. Sin duda viviría cerca y
quizás no tendría a nadie para
mandar a comprar. Intuyo que estaría
allí solo, y por flojera para cambiarse salió con ese informal atuendo. Extraño, por ser él una reconocida figura. Su gesto era hosco, y luego de atendido salió como entró:
sin saludar. Quizás ese era su estilo, o por la pinta que traía querría pasar prontamente
e inadvertido. Yo también compré esos
bizcochos y camino para la casa, quedé pensando sobre ese inesperado
encuentro. Hoy, rememorando, ―y al igual
que con Borges y Cortazar― lamento no haberme atrevido a dirigirle algunas palabras. Por la cara que
traía sería poco probable que compartiéramos algunos mates,………..aunque
realmente…, nunca se sabe........
Estas anotaciones forman parte de recuerdos, de acontecimientos que pasaron, unos distantes en el tiempo, otros más recientes y que tienen para mí algún valor anecdótico o simplemente pretenden ser testimonios, evocaciones, sencillos homenajes a instituciones, personas, etc. Son sucesos aislados no correlativos, los más con fechas imprecisas, que no obedecen a ningún orden cronológico sino que brotan espontáneamente de la mente.
.
Para reafirmar lo anteriormente expresado, las presentes líneas no dejan de ser un humilde testimonio personal con el deseo de que algo de lo que fue parte de la vida quede escrito y sirva como referencia circunstancial. A pesar de ello estimo la opinión del desaparecido Dr. Eleazar Silveira, ilustre medico quien expresara que ésta era una forma de hacer catarsis. Buscando esta palabra en el diccionario, encuentro: “CATARSIS. (Del griego kátharsis, purificación) f. En estética liberación o cura de los males del espíritu gracias a las emociones provocadas por uno u otro arte”. Pienso que su opinión fue acertada. De la misma manera que la confesión bien entendida, libera al ofensor de la pesada carga que soporta su conciencia. Pero por sobre toda explicación, he disfrutado enormemente haciéndolo.
jueves, 9 de junio de 2016
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